Era una chica bonita que podrías encontrar en cualquier ciudad. La mayoría de la gente miraría y vería a un inocente. Ni un chico. Un chico imaginó su rostro suplicante y lloroso y se excitó.
Ni siquiera se dio cuenta de cuán profundos eran sus deseos sádicos. Empezó a acecharla. Buscó cualquier cosa para alimentar la fantasía de que ella era una puta sucia. Una justificación. Y luego, un solo DVD llegó por correo.
El DVD era una reunión secreta en la casa de una familia adinerada, donde los adultos se sirvieron a una niña. La joven era Sayaka. El sexo era más rudo que cualquier cosa que hubiera visto nunca.
Varios días después, la persona que envió el DVD hizo una solicitud. «Sé quién eres. Quiero un aficionado con tus intereses perversos para entrenar». Se proporcionó un medicamento. Fue una droga utilizada para hacer el video de la reunión. Sayaka vivía para ello. Existía para saborearlo. Su hambre por la droga la hizo rogar y suplicar… El deseo que adobaba su sádico corazón ahora se dirigía a ella.